Las condiciones ambientales deben adaptarse a las necesidades atencionales de cada niño. Los ambientes hipercomplejos, vacíos, poco directivos y con largos periodos de actividades espontáneas (sin dirección o guía) suelen ser perjudiciales.
El grado de estructura ambiental (directividad, predictibilidad ambiental, simplicidad, etc.) deberá ser tanto mayor cuanto más bajo sea el nivel cognitivo del niño, y el adulto deberá preocuparse por flexibilizar el marco de aprendizaje a medida que el niño con TEA desarrolle sus competencias cognitivas y sus posibilidades comunicativas.
Del mismo modo las consignas, instrucciones y señales deben darse solo después de asegurar la atención del niño y ser claras, generalmente simples, consistentes, adecuadas a las tareas y acompañadas de apoyos visuales para la mejor comprensión del lenguaje, esto es así ya que con frecuencia los niños con TEA se ven invadidos por exceso de estímulos verbales y que, en general, escapan a su comprensión.
La intervención temprana y adecuada implica un conjunto de acciones dirigidas al niño, la familia y su entorno con el objetivo de mejorar su desarrollo y prevenir posibles alteraciones.
Es así como TEA afecta al desarrollo, el desarrollo también afecta al TEA, con lo cual cuanto mejores y más intervenciones adecuadas utilicemos, mejor será la calidad de vida.
Simone Helen Drumond Ischkanian 🌷🌷
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